En la primera entrevista de nuestro proyecto “Suministro Vital”, contactamos a Mariela Rivas Álvarez, académica Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos, quien nos aclaró varios puntos respecto a nuestra temática:
“Estamos en una zona que es árida por naturaleza, y eso nos ha dado cierta ventaja con respecto al resto del país. La primera planta desaladora que se instaló fue en esta región y ha servido como ejemplo. El principal problema a nivel mundial de la desalación es la generación de residuos compuestos por salmuera que en este momento no tiene un uso adicional y no se conoce bien qué impactos podría tener tanto en el medio ambiente marino como terrestre. El calentamiento climático global ha puesto más presión para asegurar los recursos de agua fresca, sumado a que existen desarrollos en minería que también demandan estos recursos. Esto compite con la demanda para consumo humano, por lo que se está privilegiando obtener agua desde nuevas fuentes y el mar es una fuente inagotable, pero tiene ciertas desventajas o ciertos desafíos que hay que abordar” nos señaló la investigadora.
Rivas Álvarez agregó que: “En Chile no hay estudios que aborden la línea base, antes de que se instale una desaladora, para medir los impactos posteriores. Hay un informe que hizo el Comité Científico del Cambio Climático llamado “Impactos de la Desalinización”, que busca alimentar la nueva ley que se quiere implementar a nivel país. Por ejemplo, sobre la toma de agua que tiene que tener una planta desaladora: dónde se tiene que ubicar, cómo disponer los residuos o cómo se tratan estas aguas. Es un tema que tiene que regularse si además se están implementando muchas plantas desaladoras. Es muy específico cómo se va a abordar el tema o los desafíos hídricos en esta región. Hay un sistema costero que es distinto. Tiene que haber una mirada integral a nivel regional para implementar estos temas y asegurar llegar al 100% de las ciudades con un abastecimiento de agua. He visto algunos sistemas que se llaman vasos comunicantes, que no succionan el agua de mar de una forma de que arrastren, por ejemplo, las ovas o las pequeñas larvas de peces”.
“La planta de tratamiento de riles o sólidos domiciliarios, es muy pequeña. Yo creo que es urgente que esta planta de tratamiento crezca y esté integrada con nuevas tecnologías. Creo que es significativo el avance en el uso de aguas residuales. Hay bastante desarrollo a nivel mundial, sin embargo, no es solo comprar una tecnología e instalarla en Chile. Los techos verdes y paredes verdes aumentan la resiliencia de las ciudades al estrés hídrico. Una casa podría individualmente tratarlas y ocuparlas para riego. Esa tecnología ya existe y está implementada en otras partes”, enfatizó la académica.
Casi al cierre de la nota, la profesora recalcó que: “Tenemos biotecnólogos, biólogos marinos y también estudiantes de postgrado que deberían hacer más tesis enfocadas a solucionar los temas de superación de los desastres o cómo enfrentar la escasez hídrica. Falta todavía infraestructura para afrontar los desastres naturales y modelos predictivos que aseguren la resiliencia del sistema. Desde el punto de vista biotecnológico, también podemos diseñar algunas estrategias, por ejemplo, darle un valor agregado a la salmuera”.
Sobre sus proyectos en curso nos señaló con orgullo que: “Recién nos adjudicamos un proyecto anillo, para trabajar con aguas residuales. Vamos a caracterizar la presencia de patógenos emergentes y de antibióticos también. Porque, por ejemplo, no hay un tratamiento específico para estas aguas que vienen de los hospitales. Vamos a detectar si hay presencia de bacterias dañinas y cómo tratarlas. Otra línea de investigación que tenemos, que ya es más antigua, es qué uso le podemos dar a las salmueras usando bacterias. También tenemos un proyecto anillo que está en su etapa final. Estamos utilizando microalgas para reemplazar reactivos químicos que se usan para mejorar la calidad del agua recirculada en las minas, haciendo más eficiente los sistemas y más independientes del uso de fuentes de agua fresca. Hay tesis en desarrollo también, de pregrado y de posgrado. Así que tenemos harto que hacer todavía”.